Escribo cartas
cuando desciendo del portal de los sueños
por la tarde cuando el sol
imprecisa los tonos amarillos del patio
o de noche cuando mi olfato
es de animal agreste buscando su presa.
Tengo sed del fumadero de opio
del vértigo que causa el contacto filudo
de sus plumas de cuervo
al acercamiento siniestro
que oculta bajo nuestra
almohada.
danzo con pañuelos de seda
como aquella vez que abrazados
intentábamos seguir el ritmo
de una cumbia de Armonía 10.
Intento escribir un verso que te conmueva
ensayo vencer tu coraza
y encontrar al hombre
que hice el amor
con la piel estremeciéndose dentro de mí.
Solo yo sé/ que la quería y que la amaba/ más que a mi vida.
Ansío aproximarlo a mi pecho
que sienta erectos mis pezones
deseo sus manos deslizándose
por el monte de Venus
un beso de él, ¡solo uno!
hechizaré con una pócima que beberá de mi beso.
Díganme qué hacer
Si después de haberse extinguido las estrellas
por las campanadas que da el tiempo
regresa la conciencia en mí
y descubra el calendario con muchas hojas
arrancadas.
Nadie en mi interior se percató de la distancia
ni de la estación
ni de la oscilación del reloj
ni de su lecho con otra mujer
pareciera recién que hace un instante
él se vistió con su camisa blanca
y salió humedeciendo mi cuello
susurrando ─En la noche iremos al cine.
O díganme
cómo olvido el aliento que proveía
en mis largos desvaríos
cómo olvido su silencio
cuando veía mis ojos hundirse
en el pozo negro de mi madre.
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